Carla Marisol Jaimes Macías
Esperé atenta,
silenciosa y suplicante,
una palabra de amor hacia mí;
pero tus labios
permanecieron cerrados.
Caminé,
me extravié,
fui lejos,
donde los gritos del recuerdo
apenas son escuchados.
Estuve inmóvil muchos días
en aquella parte de mis sueños
donde aún me pertenecías.
La oscuridad y la soledad
casi devoran mi alma,
pero de entre las sombras
una luz me salvó.
Desde entonces vivo para ella
y la cuido como el más preciado tesoro.
Esa luz,
era de amistad.
Hoy aprendí que
cuando el amor dice no,
la amistad dice sí.
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